Ser divino viviendo una experiencia humana




Cuando la maestra preguntó: y tú ¿Eres un ser divino viviendo una experiencia humana o eres un ser humano viviendo una experiencia divina?

Inmediatamente mi entrenado cerebro racional respondió con otra pregunta: ¿Y para Ud. que es un ser divino? ¿Qué es un ser humano? ¿Y cómo se viven experiencias divinas y humanas?

Sin embargo, el mismo cerebro medio entrenado, medio desarrollado y medio experimentado, respondió en voz alta usando la lógica y sin tener muy claro las definiciones que se planteaban:

“Soy un ser divino viviendo una experiencia humana”. La verdad no se me hacia muy familiar eso de estar viviendo una experiencia divina en medio de tanto caos. La respuesta fue un simple descarte.

Ahora, muchos meses después, dando vueltas en la cama a las seis de la mañana sin poder dormir le he medio dado respuesta a mis preguntas. Lo raro es que me haya levantado de la cama y las esté escribiendo.

¿Qué es “ser humano”, cuando somos tan animales (básicos e instintivos)?

Este verano, cuando iba a la playa me encontraba en el patio trasero de cualquier hóstil cochinero de pueblo medieval, los restos inservibles de los devorados manjares se encontraban esparcidos por el suelo sin ningún respeto al otro. Son momentos en que mi ser se convierte en hurraca gritona y desenfadada. No es capaz de emitir un pensamiento de amor.

Ahora mismo, gallina friolenta compartiendo cama con oso polar, se levanta cuando su pollito le grita: mamáaaa aguaaaaa. Voy a la cocina y escucho la serenata final de un mes de fiestas pueblerinas, los búhos gritan, bailan, vomitan la intoxicación alcohólica de su cuerpo. Regreso a la cama, mi cuerpo esta helado, escucho el regeton retumbando en las ventanas cerradas, doy vueltas, pienso en mis sueños, fantasias, realidades, pasados, mañanas. Es un momento en el que te levantas y no eres capaz de aceptar, respirar, comprender, vestirte y bajar ha convertirte en búho. Sigo siendo la gallina trasnochada que cuida a su pollito con ganas de vestirse, bajar y picotearle el dedo chiquito de los pies a todo el que se le pase por el frente, en represalia por no dejarme dormir.

Es decir, soy humana, animal de carne y hueso, con emociones racionales e irracionales.

¿Ser divino?

Sin embargo he vivido, como humana, momentos de conexión absoluta con el universo. En los que he sentido que simplemente soy parte de la luz y el amor universal.

Cuando nació mi hijo, el tiempo no existía, es difícil de explicar, todo pasaba, pero soy incapaz de ponerle cantidades en minutos. Me dolió el pecho, cuando dijeron que estaba muy enfermo, fue la primera vez en mi vida que sentí un dolor tan profundo, entre el tercer (plexo solar) y cuarto (corazón) chakra. Ahora, cuando lo veo a los ojos, habla, baila, me mira, sonríe, soy incapaz de explicar lo infinito y lo incondicional que es el amor.

Hace un tiempo, una de mis fantasías se convirtió en ave del paraíso y ejecutó una perfecta y sincronizada danza de cortejo. La magia se apodero del momento, el mundo se paralizó, el tiempo dejó de existir, creo que la danza duró apenas cinco minutos, pero para mi fue la eternidad, los otros seres que estaban a nuestro alrededor desaparecieron, mi mente se esfumó, viví a plenitud el significado de “aquí y ahora” sus ojos eran luz, mi agradecimiento fue una interminable sonrisa.

En fín, que me enrollo, más claro imposible, somos seres divinos que venimos a experimentar la dualidad de la vida como humanos, esta bien ser hurraca, gallina, búho, cerdo, burro, perro, santo, ave del paraíso, virgen, Dios, ángel, mariposa, hormiga, verdugo, tirano, todo esta bien. Lo importante es tener el primer chakra en la tierra y el séptimo en el universo. Lo difícil es conseguir la armonía de nuestros cuerpos, el físico, el mental, el emocional y el espiritual.

Lo que siento es lo que pienso, lo que vivo y en lo que creo.

 

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