En la papelera
Una mañana antes de entrar a mi clase fui al baño, al
salir del wáter me acerque a lavarme las manos, cuando iba a tirar el papel con
el que me seque las manos, la vi en la papelera, una llamativa hoja de papel
turquesa, hundida entre un mar de papel marron sin son, la cogí, por supuesto;
era la solista colorista de una orquesta sin sabor (lo siento, tengo debilidad
por la papelería)
Al final resulta que la gran partitura de la sonata en Re
Sostenido, estaba en el papel:
¡Yo flipo!, de verdad es que no me creo que sean
casualidades, insisto que algo tenemos pendiente de otra vida, o algo debemos
aprender el uno del otro en esta vida.
Anoche soñé contigo, además de que era la primera vez que
lo hacía, estaba convencida que nunca iba a soñar que nos besábamos, si nos besábamos
en una cama; eran besos lentos y suaves, como si el mundo se hubiese paralizado
para que tú y yo nos encontrásemos en ese momento y en ese lugar. Lo raro es
que lo viví intensamente y me gustó.
Lo más impresionante, casi imposible de prever o
controlar, era que a la mañana siguiente te iba a encontrar después de un mes
sin verte en mi clase, la de todos los viernes. Cuando te vi allí, recogiendo
tus cósicas para irte me quede paralizada, me repetía con el corazón a mil “¿Por
qué tengo que vivir estas cosas tan raras?, me asustan. Mientras te veía,
pensaba ¡Dios! ¿Qué hago? ¿Simulo demencia o se lo cuento?
Como creo que crees que soy una friky de mucho cuidado he
fingido demencia, pero me estoy atragantando.
Comentarios