La Yaya. Amor, tradición y nostalgia

Angeles Gracia Galan

Entiendo la cocina como una mezcla complementaria de colores y sabores. Casi siempre utilizo la experimentación como principal recurso culinario y trato de buscar la activación de los sentidos como resultado final.

Cuando tengo amigos en casa me gusta acercarme a ellos a través de mis platos, el amor siempre esta implicado en cada uno de los procesos del proyecto. No me gusta que nadie este cerca y menos de ese tipo tan particular de personas que les encanta criticar, opinar, para bien o para mal. Me gusta hacerlo como lo hago y punto, y las opiniones ajenas las prefiero en la sobremesa.

(Mi marido se ha ido entrenando desde la función de lava platos, es un buen asistente, corta, lava los platos, sirve el vino y además, hace muy buenas preguntas)

Hace ya varias semanas estuve reflexionando acerca de lo importante de la transmisión de cultura culinaria familiar. Cada vez que quiero sorprender a mis comensales utilizo un clásico de mi madre o de mis abuelas, hasta ahora siempre me ha funcionado mejor que mis experimentos. Aunque ya tengo algunos clásicos propios que suelo combinar con los de mis matronas.

Todo lo que se de mi Yaya, ella misma me lo ha explicado un millón de veces. Siempre ha utilizado la técnica de la constante repetición, no se como es que sucedió, pero repite los cuentos, historias y anécdotas con las mismas palabras, acentuación y tono, su técnica es realmente impresionante y conmigo ha funcionado.

Una de esas historias esta vinculada a la cocina. La yaya dejó el cole porque tenia que llevarle la comida a su hermano anarquista que estaba en prisión, luego entro como aprendiza en una fábrica de sombreros, cuyas dueñas eran unas brujas, pero al final le tomaron cariño a la carismática Ángeles Gracia. Luego se fue ha aprender el oficio de modista, aprendió, trabajó y siempre tuvo a su madre al lado, quien era la responsable de la cocina en casa, incluso después de casada y con hijos.

En la post guerra civil, mi yayo no encontraba trabajo como maestro, y estaba muy deprimido. La yaya al contrario, tenia su propio taller, con empleadas y todo, vivían en un lindo piso de Barcelona y tenían dos hijos guapísimos. El yayo le comento a la yaya que muchos amigos estaban viajando a Venezuela, que era un sitio muy prospero, con el clima muy agradable y con muchas oportunidades para los extranjeros. A la Yaya no le hacia mucha ilusión dejar toda su vida tirada para empezar de cero en un lugar tan lejano y desconocido.

(El cuento sigue, pero lo voy a resumir un poco), La yaya llega a Venezuela y se da cuenta que con 40 años no sabe cocinar, porque nunca en su vida lo hizo, y ahora le toca alimentar a su familia.

No se exactamente cómo y cuando aprendió, pero tiene cinco fantásticas especialidades culinarias, muy españolas, por cierto: la tortilla de patatas, el cocido, los macarrones de tomate y jamón, la coca de San Juan y las rosquillas….Ummmmm, que rico, se me abrió el apetito.

Haciendo memoria, no puedo explicar cuando fue que aprendí a preparar estos platos. Solo puedo decir que la Yaya es súper inteligente y le enseño primero a mi mamá, que es la guayanesa más guayanesa de todas, y además, responsable de que pueda preparar un suculento aguaito guayanés.

Con la base en casa, fue mucho más fácil aprender. Mi madre era responsable de las primeras lecciones y luego en vacaciones, la Yaya se encargaba de las clases magistrales y del perfeccionamiento de la técnica. Creo que ambas han hecho un buen trabajo.

Hoy solo puedo decir lo maravilloso que es transmitir ese amor familiar a los amigos, ese sabor único de abuelita y de mamá. Lograr trascender la fascinación individual y convertirla en colectiva es uno de los principales atributos heredados de mi vieja escuela.

Comentarios

Cordovita Moreno ha dicho que…
Chamaaaa!!!! que linda la Yaya...creo que puedes hacer unos cuantos post sobre ella...esta super buena esa historia, los hijos guapos quienes eran? tu papà? a qué se dedico luego en Venezuela?tienes una foto más reciente de ella?
Anónimo ha dicho que…
Que bella tu yaya. Por fin nos llega la foto después de tanta conspiración de supuestos robos de ideas. Lilian tiene razón, el tema te da para varios post. Está muy bueno.
Muchos besos
Corresponsal del Club Vathek en Tokio
Ángeles Navarro ha dicho que…
Li, si, la yaya y sus historias dan para muchos post, los hijos guapos son mi papá y mi tio, la yaya se dedico a cocerle hermosos vestidos a sus nietas y cuidar de su casa, tengo fotos mas recientes, pero ahora tiene 93 años.
CCVT, muchas gracias por pasar a visitarme, y si, la yaya es hermosa, y es más encantadora que hermosa, ya quisiera yo tener su carisma.
Un abrazo fuerte a los dos
Chema Castro ha dicho que…
Claro, claro, y yo puse una foto de mi yaya en el blog y nadie dijo nada... ¿que? ¿¡tan fea es mi yaya!? o era, porque ya como que no está entre nosotros...

Ahora bien sobre la cocina... la madre de una amiga mía siempre decía: "a un hombre se le gana en la cocina y en la cama", y lo repetía una y otra vez en cada historia que contaba... el día que su hija dejó de ser mi amiga para convertirse en mi novia mas nunca habló de cocina... por supuesto yo siempre bromeaba cuando ella estaba delante diciéndole a su hija: "venga linda, que te falta mejorar un poquito ese bienmesabe para ser la mujer perfecta"

Saludos
Ángeles Navarro ha dicho que…
Raza, yo no creo que tú yaya sea tan fea, porque el nieto es guapisimo. Y deja la lloradera que tú tienes un club de fans gigante. Saludos

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