Crísis de los 35


 Melisa Altamirano

 
Faltan aún 3 meses para que llegue a la mitad de la tercera década y estoy viviendo una especie de crisis. Nunca me había pasado. Siento por primera vez la metamorfosis. Paso de la plenitud de la juventud a los achaques de la madurez. Son esas cosas que escuchas, pero nunca te planteas porque piensas que a ti no te van a pasar, eres otra generación, has vivido toda tú vida en crisis, has escuchado punk, has besado a cien sapos, has bailado merengue, changa, salsa, ska, punk, rock and roll, regeton, has tomado desde anís, pasando por ginebra, cuba libre, cerveza, calimocho, vino, haz visto un monton de pelis, leído los clásicos de la literatura, te relacionas bien con generaciones anteriores y posteriores.

Es decir, has hecho todo lo posible por no asombrarte por los sucesos de la contemporaneidad. Les has hecho creer al mundo que los jóvenes no te asustan, puedes ver el mundo igual que ellos pero con más experiencia. Pero de repente, cuando crees que todo sigue igual, bajan el suiche y el mundo se hace oscuro, crees que ves igual que antes, pero los demás te ven diferente, ya no juegas el mismo papel en el mundo, te haces mayor. Es duro, pero tarde o temprano llegaría el momento, ha llegado y te sientes abrumado.

Me di cuenta que había llegado el momento después de vivir una serie de indicadores o síntomas que me hicieron abrir los ojos, los pétalos comenzaban a cerrarse o ha caerse. Lo cierto es que hay un punto en que dejas de ser joven para convertirte en SEÑORA. Y aunque la gente que tengas a tú alrededor y que son la mayoría mayores que tú digan lo contrario, no les hagas caso, vive tú metamorfosis con duelo incluido si así lo pide tú cuerpo. Personalmente me he dado cuenta que soy mayor porque:

1.- Por las mañanas cuando me levanto tengo peor cara que por la noche cuando me voy a la cama. Me veo en el espejo y las bolsas en los ojos, los pelos despeinados y el tiempo que tardo en enfocar mi cara en el espejo reflejan claramente que no soy la misma de hace diez años cuando dormía tres horas y seguía siendo guapa cuando me levantaba.

2.- El maquillaje ha dejado de ser un complemento prescindible para convertirse en un bien de primera necesidad ineludible. Es la droga que te chutas para sentirte la más guapa del barrio. La necesitas para subir la autoestima después de verte a las 8 de la mañana en el espejo. Si sales a la calle sin maquillaje te sientes como godzilla perdida y atacada en la ciudad.

3.- En la calle, los desconocidos, comienzan a relacionarse contigo utilizando la tercera persona del singular (Ud.). Eres delgado, mides metro y medio, tienes apariencia de joven y frágil y sin embargo te tratan de Ud. Esa sensación es patéticamente demoledora.

4.- Te molestan los ruidos, entendiendo por ruido la música alta y todo aquel genero que se escape a tus preferencias musicales. De repente sientes que toda la música que no te gusta es una mierda, da la casualidad que toda la música que es una mierda es la contemporánea, la que se escucha aquí y ahora, te vuelves un fundamentalista de tus gustos musicales.

5.- Te duele el cuerpo. Nunca has sufrido de nada y de repente te duele la espalda, las caderas, las piernas y cualquier musculo, hueso, órgano que hasta ahora no te habías enterado de que existía se manifiesta. Es para flipar, pero comienzas a tomar pepas para aliviar las dolencias y es difícil que recapacites sobre tus hábitos.

6.- Crees ilusamente y con mucha inocencia que el sofá es para relajarte. ¡No!, el sofá es una extensión de tú cama, no puedes relacionarlo con la TV porque se convierte en el somnífero más potente antes conocido, cinco minutos son suficientes para que abras tu boca y de ella emitas un sonido fuerte y perjuicioso, de esos que asociabas a tu yayx y que a tú pareja le dan un poco de pena ajena. De repente ves más comienzos de películas que finales.

7.- Conocidos diez años menores que tú dicen que has perdido las ganas de comerte al mundo y te preguntas ¿Qué es el mundo? ¿Por qué comérselo?

8.- Los brazos, la panza y las caderas han sufrido un inexplicable ensanchamiento. No has hecho ningún cambio en tus hábitos, sin embargo, la naturaleza ha producido un cambio estructural en la morfología corporal y por mas ejercicios, dietas y/u/o afines que haces es complicadísimo que estos tres elementos vuelvan a su estructura pre-35 años.

9.- Los hombres canosos te parecen interesantes y los jóvenes muy jojotos.

10.- Te da igual tener nueve en vez de diez razones para saber que te has hecho mayor.

Comentarios

Mademoiselle ha dicho que…
¡Buenísimo!
Marta ha dicho que…
¡Buenísimo!
Mademoiselle ha dicho que…
¡Buenísimo!

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