Crísis de los 35
Faltan aún 3 meses para que llegue a la mitad de la tercera
década y estoy viviendo una especie de crisis. Nunca me había pasado. Siento
por primera vez la metamorfosis. Paso de la plenitud de la juventud a los
achaques de la madurez. Son esas cosas que escuchas, pero nunca te planteas
porque piensas que a ti no te van a pasar, eres otra generación, has vivido
toda tú vida en crisis, has escuchado punk, has besado a cien sapos, has
bailado merengue, changa, salsa, ska, punk, rock and roll, regeton, has tomado
desde anís, pasando por ginebra, cuba libre, cerveza, calimocho, vino, haz
visto un monton de pelis, leído los clásicos de la literatura, te relacionas
bien con generaciones anteriores y posteriores.
Es decir, has hecho todo lo posible por no asombrarte por
los sucesos de la contemporaneidad. Les has hecho creer al mundo que los
jóvenes no te asustan, puedes ver el mundo igual que ellos pero con más
experiencia. Pero de repente, cuando crees que todo sigue igual, bajan el
suiche y el mundo se hace oscuro, crees que ves igual que antes, pero los demás
te ven diferente, ya no juegas el mismo papel en el mundo, te haces mayor. Es
duro, pero tarde o temprano llegaría el momento, ha llegado y te sientes
abrumado.
Me di cuenta que había llegado el momento después de vivir
una serie de indicadores o síntomas que me hicieron abrir los ojos, los pétalos
comenzaban a cerrarse o ha caerse. Lo cierto es que hay un punto en que dejas
de ser joven para convertirte en SEÑORA. Y aunque la gente que tengas a tú
alrededor y que son la mayoría mayores que tú digan lo contrario, no les hagas
caso, vive tú metamorfosis con duelo incluido si así lo pide tú cuerpo.
Personalmente me he dado cuenta que soy mayor porque:
1.- Por las mañanas cuando me levanto tengo peor cara que
por la noche cuando me voy a la cama. Me veo en el espejo y las bolsas en los
ojos, los pelos despeinados y el tiempo que tardo en enfocar mi cara en el
espejo reflejan claramente que no soy la misma de hace diez años cuando dormía
tres horas y seguía siendo guapa cuando me levantaba.
2.- El maquillaje ha dejado de ser un complemento
prescindible para convertirse en un bien de primera necesidad ineludible. Es la
droga que te chutas para sentirte la más guapa del barrio. La necesitas para
subir la autoestima después de verte a las 8 de la mañana en el espejo. Si
sales a la calle sin maquillaje te sientes como godzilla perdida y atacada en
la ciudad.
3.- En la calle, los desconocidos, comienzan a relacionarse
contigo utilizando la tercera persona del singular (Ud.). Eres delgado, mides
metro y medio, tienes apariencia de joven y frágil y sin embargo te tratan de
Ud. Esa sensación es patéticamente demoledora.
4.- Te molestan los ruidos, entendiendo por ruido la música
alta y todo aquel genero que se escape a tus preferencias musicales. De repente
sientes que toda la música que no te gusta es una mierda, da la casualidad que
toda la música que es una mierda es la contemporánea, la que se escucha aquí y
ahora, te vuelves un fundamentalista de tus gustos musicales.
5.- Te duele el cuerpo. Nunca has sufrido de nada y de
repente te duele la espalda, las caderas, las piernas y cualquier musculo,
hueso, órgano que hasta ahora no te habías enterado de que existía se
manifiesta. Es para flipar, pero comienzas a tomar pepas para aliviar las
dolencias y es difícil que recapacites sobre tus hábitos.
6.- Crees ilusamente y con mucha inocencia que el sofá es
para relajarte. ¡No!, el sofá es una extensión de tú cama, no puedes
relacionarlo con la TV porque se convierte en el somnífero más potente antes
conocido, cinco minutos son suficientes para que abras tu boca y de ella emitas
un sonido fuerte y perjuicioso, de esos que asociabas a tu yayx y que a tú
pareja le dan un poco de pena ajena. De repente ves más comienzos de películas
que finales.
7.- Conocidos diez años menores que tú dicen que has perdido
las ganas de comerte al mundo y te preguntas ¿Qué es el mundo? ¿Por qué
comérselo?
8.- Los brazos, la panza y las caderas han sufrido un
inexplicable ensanchamiento. No has hecho ningún cambio en tus hábitos, sin
embargo, la naturaleza ha producido un cambio estructural en la morfología
corporal y por mas ejercicios, dietas y/u/o afines que haces es complicadísimo
que estos tres elementos vuelvan a su estructura pre-35 años.
9.- Los hombres canosos te parecen interesantes y los
jóvenes muy jojotos.
10.- Te da igual tener nueve en vez de diez razones para
saber que te has hecho mayor.
Comentarios