Suegra bruja Vs Suegra Mosquita muerta
Es difícil interiorizar que después de llevarlo ocho
meses en la panza, pasar sus primeros 28 días de vida entre la UCI neonatal, la
incubadora y el nido; enseñarle hábitos, rutinas y valores; venga una enana de
cuatro años a mirarte a los ojos y te recuerde que un día tú pichón de ave del
paraíso, se irá.
Trato de no pensar en eso, porque no me da la gana y
porque mi pichón apenas tiene tres años y aún le queda mucho hasta que llegue
ese momento. Mientras tanto su
protectora y enamorada madre lo colma de interminables besos y abrazos.
Pero cada cierto tiempo viene una atrevida a recordarme
que el tiempo pasa rápido y que en cualquier momento tú pichón estará
besuqueándose con una pajarita o con un pajarito (nunca se sabe) en el parque.
He tenido que escuchar a madres diciéndome en el parque y
en el cole:
“que sepas que mi hija dice que Maurizio es su novio”
“¿Este es el famoso Maurizio? Martina no se cansa de
repetir que él es el más guapo de la clase”
No creo que puedan imaginar mi cara ante estas afirmaciones.
Con una sonrisa fingida mi Ego sale desbordado de su cueva, donde trato de mantenerlo
tranquilo y al margen de la cotidianidad y digo: ¡yo seré una suegra muy bruja!
Quien ose a llevarse a mi pollito, tendrá que antes demostrarme en una intensa
lucha que lo merece. La rival tendrá que exponer en principio sus dotes
gastronómicos multiculturales: hacer arepas, pabellón, cachapas y torta tres
leches. Pero además, tendrá que hacer tortilla de patatas, gazpacho, cocido y
paella. Esto entre otras cosas, no me voy a alargar con el manifiesto “cómo
conquistar a Mary La Suegra”.
Mi Ego atormentado comenzó a preguntarse: ¿Por qué una
niña de una clase más arriba que la de mi hijo lo conoce si él es tímido y no
suele socializar con facilidad? ¡Sólo ha pasado una semana desde que comenzaron
las clases y ya las niñas mayores conocen a mi hijo! ¿Será verdad que las niñas
son tan prematuras en el tema de las relaciones, o son simples visiones que
tiene el juicio de los adultos?
En fin, creo que no seré tan bruja como pensaba que
quería ser, creo que al final seré una diplomática suegra mosquita muerta, de
las peor. La formalidad y buenas maneras son más fuertes que mi deseo de ser
una suegra bruja, pero bruja bruja. Mi intención era ser de esas suegras que
cuelga el teléfono, que cierra la puerta en la cara, que no le gusta nada de lo
que hace la contendiente, pero nooooo, seré de las que sonríe y lanza la
puñalada trapera. He dicho.
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