Gulapajarito y Andrés-Escatology

Esta es la historia de un pajarito, de esos de toda la vida, pequeñito y marroncito, de los que cantan y hacen de tus amaneceres algo especial.
Un martes de Junio su madre no lo pudo acompañar al parque como todos los días y se le ocurrió que era una buena idea no escuchar la constante advertencia: hijo, no comas tantas chuches, te va a doler la panza. Pajarito pensaba que era absurdo dejar dañar los alimentos que gentilmente dejaban todos los días los niños para ellos en el parque.
Ese día fue más temprano que de costumbre al parque y se lo comió todo. Lo dulce y lo salado, los restos de zumo y de batido. Era el día más feliz de su vida. Comió y comió hasta que se dio cuenta que estaba tan pesado que no podía volar. Se quedo escondido y asustado en la papelera, hasta que pudo volar.
Al día siguiente, pajarito se levantó muy temprano mareado, con malestar estomacal, estaba revuelto y tenía ganas de vomitar. Era el miércoles del eclipse, se quedo retozando un rato en el nido, se sintió mejor y fue a dar una vuelta por el vecindario. Sin darse cuenta le vino un retortijón y apretó ese culo, al no poder darle a las alas y apretar el culo a la vez, tuvo que realizar un aterrizaje de emergencia en la primera ramita que encontró. Se relajó y cagó. Andrés, que iba corriendo al metro después de llevar a su hijo al cole, se encontró con el producto.
- - Coñooooooo!!!! Grito
Siguió su camino y se encontró por casualidad subiendo por la calle del castillo con su princesa, y le dijo: Me acaba de cagar un pajarito, justo aquí, mira, mira bien, es en el medio, me cago en medio de la cabeza. ¿Puedes creerlo?
Su princesa no entendía lo que le estaba sucediendo, sólo pensó y dijo:
--Aahhh que bueno, eso es buena suerte, tienes que comprar la lotería. Pero lávate un poco la cabeza.
Los dos llevaban prisa. Y cada uno continúo. Luego de un par de horas se volvieron a ver para cenar, se saludaron y lo primero que dijo Andrés al ver a su princesa fue:
- -Mary, la caca del pajarito olía a pescado
- ¡Qué asco! Pensó la princesa, este hombre no tiene pudor, ¿por qué me cuenta estas cosas a la hora de comer? Dentro de poco se tirara pedos y eructará en mi cara.
Andrés no podía dejar de pensar en voz alta sobre el pajarito y la caca, la cara de la princesa se hizo invisible para él, la última reflexión que recuerda haber escuchado la princesa fue:
- ¡Para mí que ese pajarito tenia diarrea!
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