Un amigo ochentoso


Los ochenta; esos maravisllosos años donde la estética kitsch se apoderó de la moda en el mundo. Hasta hace poco tiempo, odiaba esa estética, me parecían patéticas todas esas fotos con la bomba en la cabeza, las mangas arremangadas, los pantalones tubitos, los blusones con hombreras, las lycras mojadas, los pantalones de estribo, las tachuelas en la ropa.

Sin embargo ahora lo he asimilado, soy la generación que le dio vida a los ochenta. Mientras mis padres escuchaban a Julio Iglesias, Rocio Durcal, Juan Gabriel y Rafhael. Yo moría con Menudo, Mecano, Mickael Jackson, Franco de Vita, Juan Luis Guerra y los 440, Wilfrido Vargas, Zapato 3, Desorden Publico y Soda Stereo y las Flans, que si, que si, era muy ecléctica en mis gustos musicales, los ochenta daban para eso y más, si eras capaz de ponerte una camisa con bacterias igual podías bailar en las fiestas de contribución "El loco y la luna" y al día siguiente ir a Mata de Coco a un concierto de Zapato 3.

Para este reto tenía dos fotos y un modelo: mi marido. Allá arribita esta, se los presento. La foto 1: era Juan Corazón y la foto 2: era un amigo ochentoso popero, con sus gafas Wayfarer, sus respetivas chapas y las mangas remangadas, sencillo, limpio, clásico, pero con ese toque distintivo que sólo lo hemos visto en los ochenta

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