Un Monaguillo


Estudié en un colegio de monjas trece largos años de mi vida. Indudablemente estoy sobada por la cultura católico-cristiana. Como todo en este plano de dualidad, esa experiencia tuvo sus cosas buenas y sus cosas malas.
Las monjas eran sectarias, misteriosas, discriminatorias: por raza, condiciones económicas, condiciones intelectuales, actitudes y aptitudes personales de las estudiantes, y además podría decir que le faltaba una dosis de amor a su método de enseñanza. Había siempre una tensa calma en el colegio, tanto por parte de los profesores, como de las alumnas.
Por otro lado, no me puedo quejar de los valores aprendidos, la honestidad, el respeto, el poder de la palabra, la solidaridad, la amistad, la constancia. Aunque reconozco que ha sido fifty-fifty, entre la casa y el cole.
Luego de vivir trece años en este marco: con misas, canciones marianas, mes de la virgen, clases de religión, vía crucís, cuaresma, navidad...y salir directamente a la Escuela de Sociología de la UCV, fue un choque ético filosófico muy fuerte para mi pobre cabeza. La cuestión es que me divorcie de la Iglesia como institución fascista y me case con el libre albedrío de creencias. Y así estoy bien, creo en mi ser espiritual y trabajo para que estemos sanos y evolucionemos en el amor y en espantar al egoísmo de mi mente.
En fin, que el reto "un monaguillo" supuso, pensar el papel de esta figura en la misa, ¿Qué hace un monaguillo? ¿Para que necesita un cura un monaguillo? No lo se, es la respuesta. Todos mis amigos o conocidos que han sido monaguillos tienen historias anecdóticas muy chulas: "Me comía las Ostías y me tomaba el vino", "me robaba los cigarros del cura", "tenia la llave del campanario y me llevaba a los culitos y nos caíamos a besos", "ser monaguillo era un castigo por hacer algo malo durante la semana en el colegio", "fui monaguillo porque mi mamá hizo una promesa, que si se me curaba el asma con el remedio de la serpiente iba a llevarme de monaguillo un año a la Iglesia", y así pare de contar.
No iba a ir a misa por el reto, porque no me gusta ir a misa. Agarre a mi hijo, le puse su camisa de fallero, su cadena de oro con medallita de la virgen, una copa de postre con vino, unas ostías de papel, un velón decorativo de casa, un libro gordo (no de petete) y venga, a dar instrucciones: hijo prueba el vino, si un poquito, con el dedito, ahora coge las ostias y metelas en el vino, ahora sacalas, sopla la vela, más fuerte, mira el libro, que chulo. Mi hijo se lo paso bomba, y yo también

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Jajajaja que buena experiencia con tu hijo! Lo más bello es la expresión que capturaste en la foto!
Ángeles Navarro ha dicho que…
gracias Astrid, fue muy bonito!!!

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